El Golpe de Estado del 23 de enero de 1958 fue un
golpe de estado en Venezuela por medio del cual se puso fin a la dictadura del
general Marcos Pérez Jiménez. El primero
de enero de 1958 se produjo el primer intento de rebelión militar contra Pérez
Jiménez. El movimiento encabezado por el Coronel Hugo Trejo contó con la
participación de un buen número de oficiales de la guarnición de Caracas y de
Maracay, principalmente de la Fuerza Aérea. Este levantamiento militar fracasó
y sus principales dirigentes fueron detenidos por el gobierno.
A partir del primero de enero la crisis interna de
la dictadura se hizo cada día más grave. Se produjeron nuevos brotes insurreccionales
en las fuerzas armadas y el movimiento popular se manifestó con más vigor en la
lucha contra el dictador. Se acentuó la represión; las cárceles se llenaron de
presos políticos; fueron cerrados los liceos y reprimido el movimiento
estudiantil. Pero el movimiento popular iba en ascenso; densos sectores
sociales se incorporaban activamente a la lucha: intelectuales, médicos,
abogados, profesores, ingenieros, suscriben manifiestos de denuncia contra el
régimen.
Sin
embargo, su lucha fue silenciada por factores políticos como Acción Democrática
(AD), que como dice el mismo Trejo en su libro La revolución no ha terminado-
La
Rebelión: Las semanas previas al 23 de enero, fueron de una constante lucha
popular refrenada por la represión de la dictadura que adolecía de una
acentuada crisis de gobernabilidad. El 1° de enero ocurre el alzamiento militar
de la guarnición de Maracay (Aragua), hay cambios en el gabinete de ministros
el 11 de enero y el día 20, la Junta Patriótica promueve una huelga de los diarios
que al día siguiente se transforma en huelga general para el día 21. El 21 de
enero comienza la huelga de prensa y horas después de ésta, la huelga general
convocada por la Junta Patriótica. El paro se cumplió a cabalidad y en muchos
sitios de Caracas se produjeron enfrentamientos con las fuerzas del gobierno.
El día 22
hay acciones de calle con volcamiento de autobuses y enfrentamientos contra la
policía con bombas molotov. Aunque Pérez Jiménez se había designado a sí mismo
ministro de la Defensa, el sector militar se comprometió con las maniobras que
se realizarían de aquel momento en adelante. Las guarniciones de La Guaira,
Maracay, Puerto Cabello y Valencia, respaldaron la rebelión. La Marina, por su
parte, fondeó mar adentro a los destructores Brión, García y los buques Aragua,
Nueva Esparta y Zulia para neutralizar al gobierno, mientras que la aviación
revocó cualquier instrucción de movilizar la escuadra de aviones en Maracay.
En la noche del día 22, la Marina de Guerra y
la Guarnición de Caracas se pronunciaron contra la dictadura; y Pérez Jiménez,
privado de todo apoyo en las Fuerzas Armadas, huyó en la madrugada del 23 de
enero desde el Aeropuerto La Carlota, rumbo a Santo Domingo, al no poder vencer la insurrección del pueblo
y comprobar que se había derrumbado el respaldo militar que sirvió de base a su
gobierno.
Acompañaron
a Pérez Jiménez su esposa, sus tres hijas, su suegra, Luis Felipe Llovera Páez,
Pedro Gutiérrez Alfaro, Antonio Pérez Vivas, Raúl Soulés Baldó y el testaferro
Fortunato Herrera. Horas después, a las 4:00 de la mañana, la Junta Militar
presidida por Wolfgang Larrazábal asume el poder.
El pueblo sale a la calle y se concentra en la
Plaza Bolívar de Caracas. De inmediato son liberados los presos políticos, es
quemada la sede de la Seguridad Nacional y prevalece el grito “Viva la
libertad, abajo la tiranía” al pie de la estatua ecuestre del Libertador.




